¿Eres digno de Cleave?

Ser una princesa casada 101

Hay grandes expectativas para una mujer israelita arrepentida. Como mujer israelita, que se está preparando para el matrimonio, pregúntese: "¿Soy digna de casarme?" Las escrituras nos dicen en Génesis 2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. ¿Estoy realmente preparado, y haciendo todo lo que puedo? ¿Soy el dragón que respira constantemente llamas de disensión o tengo las cualidades de uno en ciernes?

A los ya casados: Ser la princesa que tu señor vio o ve en ti es muy sencillo. Debemos preguntarnos siempre: "¿Cómo me ve mi señor?". Incluso se puede dar un paso más preguntándole "¿Qué puedo hacer mejor?". La mentalidad de la mujer mundana no se atrevería a hacer esto porque se le enseñó a ser independiente (puedo hacerlo yo misma) o que si quería lo que ella tenía (usa lo que te dio tu mamá) más le valía obedecerla. Esta es la mentalidad que debemos cambiar aplicando las escrituras, luego encerrar a esa mujer mundana en una caja y tirar la llave. Tambien debemos recordar que la pasion pronto se desvanece, esta es la razon por la que se nos instruye a no casarnos por lujuria Tobit 8:7. El aprendizaje y el llegar a ser esa única carne nos hace dignos de ser unidos. Es el crecimiento que no solo debemos esforzarnos, sino anhelar tener como princesa hacia nuestro señor.  

El autoexamen continuo nos ayudará a mantenernos centrados.
2 Corintios 13:5 Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿No sabéis vosotros mismos que Jesucristo está en vosotros, si no sois réprobos? Todos tenemos nuestros momentos donde hemos encontrado que no estábamos en el espíritu. La clave es saber cuándo nos sentimos así y autocorregirlo. Recordar que el lenguaje corporal habla tan fuerte como las palabras.

 La mujer que derriba su casa en lugar de construirla es insensata Proverbios 14:1. ¿Has oído alguna vez el dicho "se cazan más moscas con miel que con vinagre"? Pues bien, esto también es cierto en nuestros matrimonios. Sea su compañero de ayuda, anímelo, constrúyalo, respételo. Ámalo de verdad con todos sus defectos. Entendiendo que donde él es débil es exactamente donde nosotros debemos ser fuertes. De la misma manera que no queremos un león en la casa, no debemos ser un dragón en la casa.

Dios nos ha llamado a vivir en paz, debemos querer la paz y no las disputas. Especialmente, entendiendo que habrá problemas en la carne, no seas la causa de problemas innecesarios (permanece sin culpa). En cambio, construye, para que cuando esos problemas surjan, no te apresures a buscar una salida. (1 Pedro 4:12 Amados, no penséis que es extraña la prueba de fuego que os va a poner a prueba, como si os ocurriera algo extraño). La separación y el divorcio son ya tan comunes en nuestra nación. Es cuando aplicamos las escrituras y guardamos estas leyes que el dragón no puede ser desatado.

Ser digno de clemencia es un proceso continuo. Aprender de los errores del pasado y de los demás sólo garantiza el crecimiento. Busquen siempre el rostro y el consejo de Dios en todos los asuntos porque a través de esto construimos una nación fuerte. Nuestros hombres ya tienen mucho sobre ellos. Seamos ese pilar en el que se apoyan y al que quieren volver a casa aplicando las escrituras y siendo esa princesa que él ve o que alguna vez vio en nosotros.

MHNCB